Cóngela eso!!
Hablemos de fotografía. De aquellos carretes donde el haluro de plata limitaba a 36 las oportunidades de éxito, y de los nuevos formatos, donde el píxel te salva de más de un apuro.
De las fotografías de verano, donde esperabas pacientemente a que tu tía cambiase la cápsula del flash. De aquellas en blanco y negro que reflejaban la realidad de la época, o de aquellas que te hacías con los diez amigos metidos en la máquina del fotomatón.
De las fotografías con esos ojos rojos que nos hacen parecer vampiros y de aquellas donde no nos dimos cuenta que detrás había un espejo.
De las fotografías que ganan premios, donde quien está detrás de la cámara se está jugando la vida, y de aquellas donde quien se juega la vida es el fotografiado. Y también de las casuales, donde el factor suerte ha sido determinante.
De las fotografías que vemos todos los días en los periódicos, y también de aquellas que no se ven, y se quedan en la tarjeta sin ser publicadas.
Pero hablemos de fotografía. De nuestras fotografías.
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