jueves, 2 de diciembre de 2010

lunes, 8 de noviembre de 2010

Debilidades

La lírica y la sátira que concluyen en un pensamiento lógico, ilógico, correcto, incorrecto, objetivo, subjetivo, no, espera, solo subjetivo, formal, informal, bueno, malo, coherente, incoherente, no, espera, solo incoherente, fácil, difícil, gracioso y desagradable.

Y un puñado de recuerdos completos, o incompletos.
Y un matojo de respuestas absurdas al conjunto de pensamientos estúpidos y jodidamente abrumadores que desbordan mi cabeza.

martes, 2 de noviembre de 2010

Pedigüeña

Necesito un amanecer a las seis de la tarde, una película en blanco y negro, un abrazo que dure más de lo debido; necesito mentiras, gente desconocida, un café que queme demasiado, un día con sus quinientas noches, un libro que no me hable de protagonistas, un "ya no te quiero"; necesito explotar, gritar hasta que me quede sin fuerzas, una sonrisa cómplice, a alguien que no me entienda; me harían falta los consejos que nunca seguiría aunque me obligasen, las palabras que sobran, las miradas que sobran, los besos que sobran; necesito huir, una canción que me haga llorar, un "vuelta a empezar", una gota que colme el vaso, una última oportunidad. Necesito que me digas que algo ha cambiado, seas tú, sea yo, sea todo o no sea nada. Necesito un punto y coma, una coma, un punto y a parte, un punto y final, un párrafo nuevo, un capítulo y un desenlace. Necesito que dejes de ser quien eras, necesito dejar de creer que soy yo quien no cambia.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Fotografías

Cóngela eso!!

Hablemos de fotografía. De aquellos carretes donde el haluro de plata limitaba a 36 las oportunidades de éxito, y de los nuevos formatos, donde el píxel te salva de más de un apuro.


De las fotografías de verano, donde esperabas pacientemente a que tu tía cambiase la cápsula del flash. De aquellas en blanco y negro que reflejaban la realidad de la época, o de aquellas que te hacías con los diez amigos metidos en la máquina del fotomatón.


De las fotografías con esos ojos rojos que nos hacen parecer vampiros y de aquellas donde no nos dimos cuenta que detrás había un espejo.


De las fotografías que ganan premios, donde quien está detrás de la cámara se está jugando la vida, y de aquellas donde quien se juega la vida es el fotografiado. Y también de las casuales, donde el factor suerte ha sido determinante.


De las fotografías que vemos todos los días en los periódicos, y también de aquellas que no se ven, y se quedan en la tarjeta sin ser publicadas.




Pero hablemos de fotografía.
De nuestras fotografías.

domingo, 31 de octubre de 2010

Personas

Mírala cómo ríe, mírala cómo llora.
¿Es acaso bipolar?
No, es una simple adolescente en guerra con el mundo y con la gente que la rodea.

Mírala cómo canta, mírala cómo baila.
¿Ella sola?
Es lo habitual. Le encanta disfrutar de sus momentos en soledad pero a la vez con gente. Ella es así.

Mírala cómo come, mírala cómo bebe.
¡¿Con las manos?!
Por supuesto, le encanta ensuciarse las manos con la comida. Eso sí, se las lava antes de empezar.

Mírala cómo dibuja, mírala cómo colorea.
¡Qué feo!
No es problema para ella. Sabe que no es una gran artista pero le encanta intentarlo y perder el tiempo en ello.

Mírala cómo duerme, mírala cómo bosteza.
¡Esta chica está siempre sola!
¿Hay algún problema en ello? Le gusta estar con gente, pero adora la tranquilidad que le permite estar una tarde ella consigo misma.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Música

La música para mí es como el aire. Nos envuelve. Me permite vivir. Hacer memoria de mi vida implicaría volver a escuchar toda la música que he sentido. Todo tiene música en la vida y cada momento, cada persona, cada lugar, tiene su propia melodía. Sólo hay que escuchar, prestar atención y hacer un poco de silencio y, como de forma mágica, poco a poco irá apareciendo el sonido. Al principio es un sonido muy leve, como lejano, pero enseguida el murmullo se convierte en sonido claramente audible y el ritmo se apodera de toda la cabeza.
Los menos acostumbrados sólo lo oyen en situaciones muy especiales. Algunos, desgraciadamente, son sordos incapaces de atender a la más mínima vibración. Pero los que gozamos de la capacidad de oír el sonido de la vida, sabemos qué es la música y a qué suena cada instante de nuestras existencias.
La música cambia, no siempre suena la misma en los mismos lugares o con las mismas personas. Cada persona tiene una música especial que si sabes descubrirla te conquista. La luz de cada momento del día, la escalera que subimos todas las mañanas, el encuentro con la persona amada, una tarde de invierno mirada a través de la ventanilla de un tren... Sin embargo, con sólo un cambio de matiz en esa luz, con un cambio de objetivo al subir esa escalera, con que sólo el tren nos conduzca de regreso a casa después de un hermoso encuentro o de un triste suceso, la música cambiará de melodía y de ritmo.
La poesía de un momento reside más en su música que en el momento en sí y, muchas veces, es el sonido de esa música el que nos permite acercarnos a la huidiza idea del paraíso.
Probad a escucharla, probad a comprobar como el Metro suena como una sinfonía de Cristobal Halfter, que el éxito en un encargo suena como las voces de un coro renacentista, que una cita a ciegas suena a banda sonora de Pulp Fiction, que un domingo soleado suena a Chris Isaak, que un viernes a las once de la noche suena a Police, que la melancolía suena a ritmo de blues y el violín tiene la fuerza del que sabe su propio destino, que un reencuentro con tu pareja o con un amor pasado siempre os lleva a esa canción, a vuestra canción. La música es aire, es vida.

lunes, 25 de octubre de 2010

Past.

Fue la única vez que estuvo enamorada. Lo conoció un día de verano, la primera impresión que tuvo de él fue la de un niño simpático, que siempre estaba de broma, pero para ella no era muy agraciado. Sin embargo, sin apenas darse cuenta algo pasó ese día, ella llegó a casa con una sonrisa y un buen recuerdo de la noche. Tardaría más de un mes en volver a coincidir con él, lo cual no le importaba demasiado porque solo era un niño que le había caído bien. Ese día se alegró de verlo, le dio los pertinentes dos besos de rigor y habló animadamente con él y con todo el mundo que estaba a su alrededor. 
Después del verano apareció el aparente monstruo debora-alumnos de 2º de bachiller, ninguna de sus amigas se atrevía a salir un viernes o un sábado hasta más tarde de las 3 de la mañana, fue entonces cuando empezó a juntarse a ese niño que tanta gracia le hacia, cuando sus amigas se iban para su casa ella se quedaba con ese niño y sus amigos hasta que su cuerpo aguantase. Incluso llegó a salir con el a solas porque sus amigos tampoco estaban, eses eran los mejores días.
Sin darse cuenta poco a poco le fue cogiendo cariño a ese niño, las conversaciones vía messenger se sucedían hasta altas horas de la madrugada, todos los días tenía que hablar con él, sino le faltaba algo, era su droga diaria. En los días malos era el único que le podía sacar una sonrisa de su cara. Y llegó el día en el que al final se dio cuenta de que era adicta y que no podría pasar un día más sin estar con el.
Quiso comenzar una historia con ese niño, pero este se negaba, él no sentía lo mismo y además él tenía una relación de seis meses con otra chica y no estaba dispuesto a dejarla. Empezó el verano y un día ella conoció a otro chico, le gustó y decidió pasar la noche con el. Al día siguiente todo cambió, como si de un cambio de chip se tratase ese niño se dio cuenta de que la necesitaba, ella se hizo la dura unos días pero finalmente accedió. 
Estaban en la época más feliz de su vida cuando todo dio otro giro, la distancia, la universidad y una nueva forma de ver la vida aparecieron, como un tsunami cuando devasta pueblos enteros con una fuerza descomunal, todo lo bueno se estaba acabando, ella pensaba ahora que no lo necesitaba a el, todo se había apagado, todo se había perdido. Quiso cortar todo de raíz pero se equivocó en las formas, en vez de zanjarlo quedo en un estado de stand by por el cual el sufrió más de la cuenta, no había sabido poner punto y final. Hasta hace poco ese estado era más que evidente, pero dos personas de raciocinio siempre llegan a una solución y supieron poner el punto y final que necesitaban. Ahora ella lo apoya a el y el a ella, de una relación surgió una gran amistad, nunca es tarde para rectificar y pedir perdón por los malos actos, porque lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos. Y ahora habían alcanzado ese armonioso punto y final que les dejaba descansar.

domingo, 24 de octubre de 2010

Ojos

Doscientos corazones, ciento noventa y nueve  sanos y un corazón completamente roto. Unos cuatrocientos ojos se detenian en frente de una mujer con alma aún de adolescente al no haber podido disfrutar por diversas circunstancias de ese perido vital para todas las personas. Miradas de pena y palabras de alivio hacia aquella mujer se sucedían sin cesar.
Pero ella estaba en shock, a pesar de no haber tomado ningun tipo de tranquilizante parecía que todo a su alrededor no tuviese sentido, estaba atontada, como en un sueño, cada vez que se enfrentaba a una nueva cara llorosa esta se desvanecía delante suya y desaparecía poco a poco sin dejar rastro. No podía distinguir la realidad. No sabía de su enfermedad, algo la estaba bloqueando, no podía asimilar todavía todo lo que le venía encima.
Los días pasaron y todo ese apoyo recibido por parte de la gente desapareció, se quedó completamente sola, sin tener a donde ir,  ni en quién apoyarse. Intentó no pasarlo mal pero era imposible no hacerlo, llego a pensar en muchas solucinones ante su estado, pero despedirse seria lo más fácil y ella no había sido educada para coger el camino más fácil. Se levantó una vez más, miro de frente a la vida y sonrió, era la hora de empezar una nueva etapa, se quitó la negatividad de encima y aún con dolor empezó a caminar y a labrar su propio futuro. Lo que venía era duro, pero la vida nunca es fácil, pero merece la pena.